Sin duda alguna, La historia interminable es la obra más conocida del escritor alemán Michael Ende. Y posiblemente sea también la más cuidada. No me refiero con esto a la calidad literaria, sino a la presentación de la novela en la mayorÃa de sus ediciones. La que tengo frente a mà mientras escribo esta reseña (en cuya portada se observa la imagen que hay sobre estas lÃneas), una vez liberada de sus sobrecubiertas presenta la apariencia de un libro antiguo. Sus páginas, con cuidadas ilustraciones al comienzo de cada capÃtulo, contienen dos tintas con las que componer los caracteres: una parte de la historia aparece en color rojo y la otra en verde, para diferenciar los dos mundos en los que se desarrolla la novela.
Y esta cuidada presentación sirve para entregar al lector una historia protagonizada por el pequeño Bastian, un niño que ha perdido a su madre y no consigue adaptarse en la escuela, por lo que huye de la realidad siempre que puede escondiéndose en los libros. Pero cuando llega a sus manos La historia interminable, en lugar de esconderse se zambuye por completo en él, literalmente, siguiendo a Atreyu en su peregrinación para salvar el mundo de FantasÃa hasta llegar a un punto en el que el propio Bastian entrará en el libro y será el encargado de alcanzar esa salvación.
A partir de ese instante, Bastian vivirá en el mundo renacido, creándolo con su imaginación, dejando que todos sus pensamientos llenasen el mundo de fantasÃa, pero corriendo a veces el riesgo de que ese poder lo convierta en un tirano.
Referente de la literatura fantástica, adaptada al cine en varias entregas y también en una serie animada para televisión, La historia interminable es una novela para que la disfruten pequeños y mayores.