De Juan Antonio Bayona a Paco Cabezas, han sido muchos los directores que han dejado su impronta en esta serie que ha durado tres temporadas. Las penny dreadful (historias de terror que se vendÃan por fascÃculos en el siglo XIX por un penique; parecidos al folletÃn y a las más recientes novelas de vaqueros y de romances que se podÃan adquirir en los quioscos en la España franquista y durante la Transición, las penny dreadful eran historias de baja calidad literaria, algo asà como la serie B cinematográfica a la que se adscriben, entre otras, las pelÃculas de Ed Wood) nos han deleitado mostrándonos interesentas perspectivas de personajes clásicos del género, asà como de otros totalmente novedosos a los que hemos acompañado durante las aproximadamente veintisiete horas que han durado las aventuras de Vanessa Ives y compañÃa.
La previsibilidad del guión durante la primera temporada de Penny Dreadful no restaba demasiado a una serie cuyo principal atractivo es su componente visual: unos planos sugerentes que se encuentran presentes desde los tÃtulos de crédito, una estética gótico-romántica que acompaña a los personajes junto con una cuidada banda sonora que enmudece en los momentos justos para contribuir a crear una atmósfera de cuento de hadas de pesadilla muy adecuada a la historia que se pretende contar.
Durante la segunda temporada, la trama cambiaba bruscamente y eran los personajes femeninos los que destacaban por encima de todo, con una espectacular Eva Green y, especialmente, una sorprendente Billie Piper que mostraba en la pequeña pantalla una transformación brutal con respecto a la temporada anterior.
Y en los últimos nueve episodios, sufrimos un nuevo cambio en la trama (siempre alrededor del tema principal: la atracción que ejerce Vanessa Ives sobre lo sobrenatural).
Es, quizás, esta última temporada la peor de todas. La trama americana (por denominarla de alguna manera) apenas tiene interés (en relación con la principal) y varios personajes parecen desvariar, dando tumbos sin saber muy bien hacia dónde dirigirse. Es Clare, la creación de Frankenstein, quien mantiene el interés junto con Ives, haciendo que el espectador que sea uno de estos dos personajes el que esté en pantalla. Magistral, sin duda, la escena en la que Lilly desvela a Frankenstein un importante dato de su pasado, perfecto cierre para su trama.
El desenlace, un final que no podÃa ser de otra manera, deja al espectador con ganas de más (si bien puede servir como cierre final debido a la cancelación de la serie, los personajes secundarios quedan un poco en el aire, sin un cierre definitivo). Y, aunque podÃa haber sido mucho más de lo que finalmente ha sido, Penny Dreadful quedará en la memoria como una de las mejores series del género.