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Póster:
- Titulo Original: Doctor Strange in the multiverse of madness
- Año: 2022
- Director: Sam Raimi
- Guión: Michael Waldron. Cómic: Steve Ditko y Stan Lee
- Reparto: Benedict Cumberbatch, Elizabeth Olsen, Xochitl Gomez y Chiwetel Ejiofor.
- Duración: 126 minutos
El cineasta de culto Sam Raimi se une al selecto club de “cineastas con personalidad a los que Marvel Studios les permite dejar su impronta en sus películas del UCM”. Sí, es un nombre muy largo para un club, pero no se puede abreviar más. En este espacio se encontraba gente de la talla de James Gunn o de Taika Waititi, y ahora el realizador de Evil Dead o Spider-Man nada más y nada menos, tiene también algo que decir en este universo. Ya multiverso.
Porque la Fase IV sigue su camino y aun con Spider-Man: No Way Home en el recuerdo y apenas acabando de terminar Moonknight el multiverso se expande gracias a la línea argumental de Strange, con la ayuda de Wanda Maximoff.
Viaja a lo desconocido con el Doctor Strange, quien, con la ayuda de tanto antiguos como nuevos aliados místicos, recorre las complejas y peligrosas realidades alternativas del multiverso para enfrentarse a un nuevo y misterioso adversario.
Y es que, cada vez es más complicado seguir la línea argumental de este Marvelverso que Feige se ha montado para nuestro deleite. Mucho de la película viene de la serie WandaVision, que se convierte en un visionado prácticamente imprescindible para poder entender a la perfección los eventos de El multiverso de la locura. Además, claro está, de haber seguido de cerca los pases del ex hechicero supremo. Un personaje que apareció por sorpresa en 2016 y que parecía de relleno, pero que ha terminado siendo imprescindible viendo lo acontecido en La guerra del infinito y la lucha contra Thanos y el destino final de Spider-Man. Con todo esto, la trama de la película se antoja algo enrevesada para el desconocedor del mundo Marvel, pero el fan acérrimo va a gozar a las mil maravillas viendo por fin, ya de forma explícita, abrirse el multiverso y ver a los personajes pasar de uno a otro de ellos, quedando así muchas cuestiones resueltas, pero a su vez, generando otro sin fin de preguntas para las que habrá que esperar, como siempre.
El ritmo de la película es perfecto. Ni tarda mucho, ni se apresura en exceso a arrancar una trama que es una montaña rusa de atmósferas, siendo varias de ellas del gusto especial de Raimi, donde más se nota la mano tras la cámara del director de Michigan. Contiene reminiscencias a prácticamente toda su obra, desde El ejército de las Tinieblas hasta Drag me to Hell, pasando por Darkman, siendo coral en cuanto a colores, pero siempre mostrando predilección por halos oscuro, insanos, aunque cuasi granguiñolescos a su vez. El tono y la puesta en escena son siempre de cine de terror, pero sin reparar en que se encuentra, ya no solo en un film de superhéroes moderno (algo para lo que él mismo sentó las bases) sino también en una telaraña de emociones donde hay romanticismo, tragedia, ternura y, sobre todo, un aspecto importantísimo como la maternidad. O, mejor dicho, maternidad desquiciada y sus consecuencias. He aquí la motivación principal del antagonista, que nos retrotrae a alguna cinta que nada tiene que ver con esta, pero si en el fondo de este discurso, como es Lamb, en la que igualmente veíamos a una madre capaz de todo para proteger o estar con su descendencia.
Visualmente, no hace falta decir la maravilla de efectos de los que hace gala, ya no solo especiales, sino también en ciertas caracterizaciones y maquillajes reales, va un paso más allá que la primera entrega de 2016. En esta era la dimensión espejo la que nos hacía alucinar en el cine, y ahora es el paso de los universos donde se desata toda la imaginería raimiana que supera también, por cierto, a la de Oz.
Da la impresión, además, que los actores se lo pasan en grande en sus roles. Muy en especial los que ya repiten y tienen más de un personaje, siendo este el mismo, como Cumberbatch y la siempre impecable Olsen como la Bruja Escarlata. A ellos se les une Xochitl Gómez, en el rol de América Chávez o la reaparición de Rachel McAdams y Benedict Wong, que ofrecen una interpretación igualmente solvente y divertida respectivamente. En otras reapariciones volvemos a ver al Baron Mordo. Y en las super apariciones tenemos una serie de sorpresas, que no desvelaré aquí, pero... agarráos. Fan service del bueno, del que te saca la sonrisilla o te hace aplaudir. Sí, como el que vimos en No Way Home, incluso puede que menos forzado.
En resumidas cuentas, ¿la nueva pieza en la filmografía de Raimi? ¿o su barroca aportación al UCM? Es igual, son las dos cosas, y, en cualquier caso, es de las mejores que hemos visto en este multiverso interconectado entre series y películas. Lo mejor para quitarnos el mal sabor de boca que nos dejó Morbius…
PD: Como siempre, ojito a las dos secuencias post-créditos de la película.
Ah, y al jefazo Bruce Campbell y su aparición estelar. Buena mierda.