La compañía del ratón ofrece en su plataforma televisiva desde el 22 de septiembre, una nueva revisión sobre la tan tan lejana galaxia bajo la particular óptica de la animación japonesa. Nueve mini-historias que no guardan nexo narrativo y que son presentadas con una creciente intensidad dramática conforme van avanzando sus breves episodios (ninguno alcanza la media hora de duración).

Aunque ya existían cortos animados realizados por diferentes estudios nipones y en la Red proliferan infinitos "fan movies", esta aproximación del anime japonés producida por Lucasfilm y bendecida por Disney supone una pieza más en la política de expansión de la compañía americana que, cual Imperio Galáctico, amenaza con monopolizar el ocio audiovisual (ya no sólo el infantil) a poco que sus competidoras se distraigan a la hora del vermouth.

Que el perfecto encaje estético entre STAR WARS y las diversas artes niponas (no sólo audiovisuales sino también en mangas, mercadotecnia, etc...) era evidente, lo saben los seguidores de los mundos creados por Lucas, el Supremo Hacedor desde 1977. La reverencia que el propio cineasta de Modesto tiene con la poderosa imaginería existente del mundo medieval japonés -léase desde fortalezas escondidas pasando por cascos, katanas o batamantas hasta involucrarse personalmente en la financiación del Yume (1990) de su admiradísimo Kurosawa- se antoja parte triunfal de ese cóctel de incontables referencias que conforman la Saga de las Sagas.

Visions (2021) es también un auto-homenaje a la animación japonesa en su conjunto. Hermoso y discreto recorrido por casi la totalidad de su historia, tanto cinematográfica y televisiva como de banda diseñada, tamizado eso sí para adaptarse mejor al gusto de los demonios blancos que viven en Occidente.

Los capítulos poseen animaciones que oscilan entre el diseño más cercano al canon clásico japonés hasta una muy reverencial aproximación a la influencia recíproca ejercida por los artistas europeos, especialmente franco-belgas y checos. No entramos al detalle para evitar los temidos spoilers pero no desvelamos nada si adelantamos que las claves principales de la idiosincrasia popular nipona están relucientes en esta producción.

La armonía hombre-naturaleza, el Tao, la influencia argumental y estética apabullante del gran Miyazaki y su Studio Ghibli pero también los distintos trazos de línea que van desde los Sesenta -precioso el capítulo que honra el mundo de Astroboy (1963)- hasta la actualidad. Un magnífico compendio de casi todas esas series y películas que son identificadas sin mucho esfuerzo.

La serie visita las tres trilogías, sus mundos, sus personajes (en la versión de habla inglesa encontramos voces reconocibles, aunque se disfruta más en japonés todo sea dicho). Y disfrutamos con las frases míticas de la saga, con esa veneración a las espadas y a los cristales kyber. Todo desde el máximo respeto (no hay temor al ridículo con versiones alternativas que incluso mejoran lo visto en las últimas películas) pero con sello de autoría propia potenciado por las excelentes y distintas bandas sonoras de las que alardean en cada uno de sus capítulos.

Merecedora de amplia ovación por el esfuerzo que supone armonizar en un todo, las diferentes técnicas de animación o de diseños en su dirección de Arte que presentan al gran público. Un producto, muy superior a la media en sus calidades y anhelos pero sin caer en la pretenciosidad de estar realizando algo "novedoso".

Historias desiguales y algunas no para menores de seis años pero que barren en su comparativa, a algunas motivaciones de héroes y villanos padecidas en algunos filmes de las trilogias e incluso con la ¡por fin! osadía de sugerir una vuelta de tuerca sobre lo idóneo de aceptar los planes de dominación a través de ese Orden tan cuestionable que el Imperio quiere imponer para conseguir su particular Pax Romana. Aunque entonces surja inevitable la siguiente pregunta: ¿qué ha hecho el Imperio por nosotros?. ¿El... acueducto?.

Visions (2021) ofrece lo que el fandom espera y incluso más para aquellos que deseen bucear entre sus líneas argumentales, deslumbrados o no por su amplia paleta de colores. Una muy recomendable oferta, ágil en su visionado y que hasta nos supo a poco.