- Póster:
- Titulo Original: The Nest (Il Nido)
- Año: 2019
- Director: Roberto De Feo
- Guión: Lucio Besana, Margherita Ferri (Historia: Roberto De Feo)
- Reparto: Maurizio Lombardi, Justin Korovkin, Francesca Cavallin y Gabriele Falsetta
- Duración: 107 minutos
Entre los ya de por sà escasos estrenos que se dejan caer por nuestras pantallas, son aún menos los films de género que aparecen en cartelera durante la fucking pandemia. Uno de ellos (y falta un mes para el siguiente, la ya reseñada aquà Relic, durante el festival de Sitges) es la producción italiana La Maldición de Lake Manor a.k.a. The Nest a.k.a. Il Nido.
Cuenta la historia de Samuel es un niño parapléjico que vive junto a su madre Elena en Lake Manor (Torino, Italia), dentro de una mansión alejada de la civilización. El chico ha recibido órdenes de no abandonar nunca su casa, por lo que se siente seguro, pero algo frustrado y oprimido. Su situación cambia cuando llega Denise, una ayudante adolescente que le ayuda a cambiar su punto de vista sobre la relación que le une con su madre. Sin embargo, Elena hará todo lo posible por impedir que su hijo se vaya de su lado, algo que confunde tanto a Denise como al propio Samuel, que sospecha que su madre oculta algo.
La pelÃcula en su conjunto es un pastiche de todo lo visto en otras pesadillas góticas que beben descaradamente del poeverso, tanto a nivel visual, el aspecto más positivo de la cinta, como a nivel argumental en sus primeros y más interesantes compases.
Pronto se nos presenta a unos personajes estereotipados dentro del target y la trama comienza a desarrollarse de manera pausada, al unÃsono con la mayor parte de los planos y movimientos de cámara que Roberto De Feo (me suena el apellido…) le impone a la historia. Muchos de estos planos son de carácter pictórico, casi como cuadros de iluminación barroca, que justifica a las mil maravillas una atmósfera contemplativa y una puesta en escena muy teatral. Pero no es este el problema. El problema radica en que según avanzan los acontecimientos, y pese al halo malrrollero que inunda toda la pelÃcula, el terror brilla por su ausencia, equilibrando más la balanza al terreno del romance juvenil y casi del thriller rural con altas notas de suspense. Pero insisto, por apetecible que esto pueda sonar, no satisfará el hambre de horror que parece prometer tÃtulo, portada o incluso trama.
Es el final finalÃsimo el que, aparte de ser sorpresa, es valiente y muestra más personalidad con respecto al resto, pero ni esto es suficiente para salvar la producción en su totalidad. Al final la pelÃcula termina interesando solo por el personaje interpretado por la transalpina Ginevra Francesconi, que es el único que tiene una evolución madura y aporta nuevos detalles cada vez que aparece en pantalla.
En resumidas cuentas, hay que verla, pero porque no hay otra debido a la época que nos está tocando vivir. A nivel visual es maravillosa, un envoltorio preciosista, pero en su interior al final está el regalo de siempre, e incluso peor.