Primera parte de la trilogía "El Señor del Tiempo", tal vez la más famosa de las sagas de una autora que desgraciadamente ya no está entre nosotros.
A lo largo de los años, varias han sido las voces que han calificado la obra de Louise Cooper (Gran Bretaña, 1952-2009, fallecida prematuramente a causa de un derrame cerebral) como del todo imprescindible dentro del panorama de la literatura fantástica (o como quieran llamarla), aunque teniendo en cuenta el tiempo que hace ya que nos dejó (y que aquí se dejó de editar, porque de los libros que escribió durante la última década de su vida nada se sabe por estos lares), resulta como siempre una pequeña odisea hacerse con alguno de sus volúmenes, que de todas maneras siguen circulando aún entre los aficionados más acérrimos (que además son muchos, por fortuna). Sin embargo, si lo que tenemos en cuenta es el hecho de que sí han llegado a traducirse al castellano varias sagas de las más conocidas suyas (como “Índigo”, “El Vuelo del Dragón”, o “La Puerta del Caos”), tampoco podemos quejarnos de que nos falten obras de referencia…
Precisamente, y si tenemos que situar en algún punto el comienzo de toda esta historia, es nada menos que en 1977, cuando la autora británica escribió su novela “Lord of No Time”, que pasó sin demasiada gloria y que posteriormente convertiría en la trilogía “El Señor del Tiempo”, iniciada por esta “The Initiate” allá por 1986 y que aquí se publicó de la mano de Timun Mas en tapa dura, en 1988 (reeditándolo con distintas cubiertas y en tapa blanda primero en 1999 y en 2004 después), y luego en Círculo de Lectores (en 1991, justo antes de que empezasen a hacer sus memorables ediciones del género), habiendo formado también parte de la colección “Grandes Autores de la Literatura Fantástica” en 1996 (es el volumen 5) y de la de “Literatura Fantástica” de Planeta DeAgostini en 2006. Y desde entonces, y como bien se puede ver por las simpatías que sigue despertando su nombre entre el público, ni mucho menos ha quedado relegada al olvido.
Claro que el punto de partida es netamente interesante, con las aventuras y desventuras (mágicas) de un protagonista joven que pasará de la más absoluta desesperación a la más notable de las esperanzas, todo ello mezclado con amor y ambición y amistad y retos, en un lugar con especiales características físicas y geográficas (que aún debemos conocer del todo) y donde la magia y la hechicería están a la orden del día. Y si bien hay muchas de las cosas que caracterizan el género (otra vez esa palabra…) y que no se pueden encontrar aquí por la simple razón de que no están (ni elfos ni enanos ni cosas semejantes), sí que el tono caballeresco y medievalizante de la obra le dan un gusto inequívocamente épico, que nos hace presagiar sorpresas todavía mayores en un mundo de intrigas políticas y palaciegas (o religiosas, tanto da), que sin duda aún tiene mucho que ofrecer.
-El gran misterio: el Warp. ¿Qué es, de dónde procede, por qué existe, qué relación tiene con el protagonista, y qué importancia tiene en la historia?
-El gran personaje (héroe): sin duda alguna, el propio Tarod, de quien todo es un absoluto misterio (incluso su propio nombre).
-El gran personaje (villano): la felona y taimada Sashka, tan atrayente que ni siquiera es capaz de despertarnos antipatías.
-El gran momento: el final. De acuerdo que estamos en el primer libro de una trilogía, pero pocas obras acaban con tanta rotundidad como la presente.