Scott Cooper es uno de esos cineastas que incluso en 2022 siguen haciendo lo que les da la gana y con todo consiguen tener una repercusión importante en sus obras. Ya en este medio comenté mis impresiones sobre su anterior film Antlers, estrenado en salas a gran nivel, y ahora vuelve con esta adaptación de una novela de Louis Bayard The Pale Blue Eye que, si bien se estrenó de forma limitadísima en la gran pantalla, ya goza de estreno en Netflix, donde sin duda se hará más que popular.

La historia ambientada en 1830 cuenta sobre un veterano detective, Augustus Landor (Christian Bale) que intenta resolver unos asesinatos cometidos en West Point con la ayuda de un joven cadete al que el mundo conocería luego como Edgar Allan Poe.

Como acostumbra a hacer Bayard en sus novelas, recoge un personaje, hechos o lugares históricos verídicos y ayudándose de esto aquí basa sus novelas, por lo que no, los hechos contados en la película y todo lo que acontece con Poe no fueron reales.

No hay duda de que es uno de los mayores atractivos de la película, la presencia del escritor gótico interpretado por Harry Melling, junto también a la presencia protagónica de un Christian Bale que siempre esta a la altura. Entre ambos llevan a cabo un misterio de tintes victorianos, con atmósfera oscura y personajes estereotipados de este tipo de producciones, muy en la onda de las publicaciones Pulp de mitad de siglo pasado.

Tal vez incluso la historia sea lo de menos. El argumento y desarrollo del mismo son simples, pero eso no quita que el halo de misterio, la genial dirección de Cooper, un montaje acertado y el ya comentado cast, donde vemos también en un pequeño papel al gran Robert Duvall, a Gillian Anderson, a Charlotte Gainsbourg o a Toby Jones, hagan de la película un divertimento delicioso que puede que no agrade a todos los públicos, pero si a los que saben que se acercan a una trama detectivesca con sorpresa final y suspense constante.

El final y el esclarecimiento de los acontecimientos incluso parece insípido, pero esconde tras de sí un clasicismo poco visto ya a día de hoy, por lo que capta de forma más que efectiva lo que plantea Bayard en su texto. Simple pero conciso.

En resumidas cuentas, una cinta de las de siempre dirigida por un tipo que ama este tipo de tramas y que pondrá su estilo por encima de todo lo demás, ocurra lo que ocurra.