En este extraño, atípico y desgraciado año, una de las buenas noticias que hemos tenido es que el festival de Sitges, el año de El Gabinete del Dr. Caligari. Con sus restricciones, se ha llevado a cabo, pudiendo mostrar además una de sus mejores programaciones de los últimos años. Yo, fiel a mi estilo, subo mis impresiones sobre los títulos más destacables que he visto del festival con más de un mes de retraso.
Y como casi siempre también, reparto las producciones en secciones según me parecen, véase, gamberras, las más esperadas, las más exóticas o atractivas y las propuestas indies más vitales.
Así comenzaré por las más esperadas que llegaban a la localidad catalana, empezando por Península, secuela del film de gran éxito Train to Busan que a servidor, extrañamente, le pareció superior incluso a su antecesora, un comentario este por el cual se me ha intentado crucificar en diversos círculos. A modo comparativo lo equiparo a Alien y Aliens, mismo concepto y universo pero multiplicando la acción hasta un punto que supera al horror. Sí está bien hecho, por mí cuela. Seguimos con Relic, una cinta en la cual tenía depositadas muchas esperanzas pero que, vista me resultó ya no insípida, pero si una más del nuevo pause horror. Sputnik, sin embargo, con un hype mucho menor me divirtió más, siendo una película que sabe en todo momento cual es su juego y como cartear sus elementos de syfy pseudorealistas. May the devil take to you too la esperaba con ansias dado que se trata de la segunda parte de la brutal Que el diablo te lleve. De nuevo, la propuesta indonesia del solvente Timo Tjahjanto supera expectativas y se convierte en un divertimento gore y violento como pocos nos saben ofrecer. Lo mismo prácticamente me ocurrió con Black Water: Abyss, secuela tardía de Black Water (2007), dirigida de nuevo por el experto en Monster Movies actuales Andrew Traucki, que vuelve a ser un survival horror normalito con cocodrilo asesino gigante de por medio y personajes encerrados en una localización claustrofóbica. Bien resuelta. Uno de los pelotazos inesperados del año llegaba también al festival. Host, cine de terror filmado durante el puto confinamiento, es un mediometraje que usando la fórmula del found footage 2.0 vista en Megan is missing, Unfriended y otras consigue ya no solo ser entretenida, sino también terrorífica debido a su acertada ambientación, su montaje frenético y sus interpretaciones perfectamente creíbles. Otra de las más esperadas era Possessor, película que resultó ganadora del festival y que firmaba Brandon Cronenberg, el hijísimo de mi amigo David, que sim embargo, no llegó, a mi entender, al nivel de su Antiviral. Amulet también supuso una sorpresa al verla dentro de la programación del festival, pero tras su visionado me dejó tal sensación de indiferencia, que junto al elevado número de otros visionados, hizo que prácticamente la olvidara al instante. Sea Fever ha recorrido festivales por todo el mundo y ahora se estrena en salas comerciales de nuestro país como Contagio en alta mar y me pareció un gran ejercicio de tensión que, si bien cojea al final, si que es ampliamente recomendable. Terminando ya con esta extensa sección de “esperadas” llega la que más me gustó, la última película de Bryan Bertino, dire de Los Extraños que nos regala este año la tremenda The Dark and the wicked. Puro horror que no se anda con chiquitas y con un ritmo pausado, pero justificado, nada de los postureos que emulan a Ari Aster y que tanto vemos hoy en día.
Pasamos a los films más exóticos, propuestas atrevidas bien por su procedencia, argumento o ambas dos. The queen of black magic es un remake con una interpretación bastante de la cinta homónima indonesia de 1979. Una leyenda típica del país asiático que en esta adaptación se convierte en toda una delicia del horror viscoso e insectoide, no perdérsela. Morgue, por su parte, es un rara avis. Una película de fantasmas paraguaya, bastante sencilla en ejecución pero efectiva en el aspecto e intenciones. Se pasa volando. Wendy también se estrenará en breve en nuestro país y no es otra cosa que una re-imaginación en clave parábola difusa de la historia de Peter Pan, narrada desde los ojos de Wendy. Algunos entrarán y otros, yo la considero un atrevimiento de película, y es que es verdad que puede gustarte o no, pero el tono personal e impronta del autor está ahí forjado a fuego. Una de las mejores antologías de los últimos tiempos, The Mortuary Collection, también se pudo ver en el festival, una película episódica armónica en la que ningún segmento está por encima o por debajo del otro, ni tan siquiera del acertadísimo hilo conductor, recomendabilísima. Impetigore es otra barrabasada indonesia, que no hace más que hablar del buen momento en el que se encuentra el cine de género en el país asiático, donde podemos ver a la gran Tara Basro, scream queen local oficial. La película funciona a todos los niveles y muestra una historia de conspiraciones y demonios como pocas veces hemos tenido el placer de degustar. Los que vuelven, una producción argentina de Laura Casabé, que se terminaba llevando un premio, se sube al carro del terror panfletario político narrando una historia original con unos muertos vivientes de cosecha propia y una atmósfera conseguidísima. Por último, y para cerrar esta sección Rent-A-Pal es una película tan extraña como hipnótica y altamente atrayente. Rezuma el jugo de los años noventa, donde se desarrollan los acontecimientos y muta de un thriller fantástico incluso graciosillo a un final con un auténtico psychokiller.
Cambiando de tercio, las películas de un corte más indie que más me han llamado de la última edición del festival son las siguientes. The Silencing es el típico thriller de desapariciones que aunque no es fantástico, bebe de Prisoners y otras y consigue en parte ese halo tan malrollero. Hosts viene a ser una película desfasada y ultraviolenta, cosa que consigue en parte, pero no termina de darle cohesión al relato, lo que al final lastra casi todo. Una lástima. She dies tomorrow también se ha podido ver de forma comercial en salas tras su paso por el festi, y con todos los respetos dado su carácter de autor total, en ningún momento fui capaz de entrar ni en su juego ni en su dinámica. Una sucesión de escenas con poco o nulo sentido que no termina por llevar a ninguna parte. O al menos, a ninguna parte que importe. Y The Pale Door parecía iba a ser la gran apuesta, con esa combinación de western y brujería, pero finalmente, al ir de más a menos, termina desinflándose sobremanera.
Por último, lo mejor siempre queda para el final en forma de sesión golfa y las cintas más macarras y gamberras son estas: Yummy es sin duda una de las grandes sorpresas del festival una combinación perfecta de comedia y gore zombie que nadie debería dejar pasar por alto en absoluto. Y lo mismo prácticamente podría decirse de Becky, un Home Alone en clave gore y de terror con una estupenda Lulu Wilson y un Kevin James irreconocible haciendo del villano de la función. The Owners, sin embargo, comienza bien pero va disminuyendo enteros con el paso de los minutos y termina siendo una descafeinada propuesta home invasion que tenía potencial para mucho más. Remontamos con Spree, una psicotrónica y sangrienta cinta found footage que explota el mundillo influencer y de redes sociales con un asesino psicópata que hará lo que sea por un like, un share o un follow, una delicia. Y terminando ya, no solo la sección gamberra, sino el artículo al completo, 12 hours shift es una ingeniosa muestra macabra en clave de humor absurdo. Inspiradísima Angela Bettis en un film retorcido, divertido y oscuro a partes iguales. Mis tres adjetivos favoritos.